Alza el vuelo, fluye con el viento, sé libre ante el ego, viaja sin miedo. Libera la carga y contempla el atardecer, cuando la luna parezca amanecer, cierra los ojos, sueña el deseo. Tu meta es tu reto, tu voluntad es tu fuego vuela sin fin más allá del firmamento, tus decisiones son tu credo.
Bombas se alzarán a los cielos, dejando grandes agujeros que los sanará el viento. Impenetrable océano invertido, levita sobre la tierra, del horizonte es abrigo. espejo de las olas desafía a los navíos.
Barrera natural, de ahí no pasarás, tu horizonte se limitará. Miedo a escalar tendrás, mas si no lo haces, la barrera seguirá, dejando la incógnita: ¿Qué habrías podido hallar?
Aúllan los lobos al verte pasar, entera o partida mueves el mar, se nota tu ausencia cuando no estás, con tu luz la noche haces brillar
Qué tan es la inmensidad que abarca en su navegar, cuán amplio es el recorrido de tal enorme vehículo que por el viento es movido y nada le impide levitar. Millones de gotas en un viaje están, van hacia algún lugar preparándose para saltar, quién sabe dónde lo harán.
La fantasía se hace dueña cuando las nubes cubren el planeta, el Sol irradia con gran fuerza, tonos ocres magnifican su grandeza. Es la magia de un nuevo mundo que se alza sobre la atmósfera, es un breve paraíso que disfrutar desde la tierra.
Cuando la tiniebla acecha la luz se acrecienta, nada opaca el brillo de una vela, ese es el secreto de la rueda, Yin y Yang dueños de la misma moneda.
La estructura del tiempo no son los años, sí los momentos; cada instante forma un pequeño engranaje, unidos, constituyen una red interminable, un secreto del universo, la telaraña del espacio - tiempo.
Tú, que reluces brillante, tú, que dominas mares, los lobos ves cantar al ver su estrella en el horizonte, agradecen tu luz y embellecen con su sonido la noche. Tu, que eres despistada, hay días que olvidas ir a la cama, y no por ello adelgazas, redonda luces como una manzana. Equilibras el planeta, contigo, tiene un eje la tierra, es la estabilidad que otorga, día y noche, sol y estrellas, vida, al fin de cuentas.
Bombilla de la noche su luz ilumina la tierra, no hay interruptor que la apague pero tampoco necesitas velas. La sostiene un ciprés, se puede ver cuánto pesa, no tiene miedo a caer, sale después del anochecer, normalmente no se desvela. Ella duerme en el día, cuando el sol irradia con fuerza, si es cierto que a veces parece darle una borrachera, pues omite su descanso y se queda despierta.
El Sol despide sus últimos rayos con bellos tonos violáceos, deja de relevo a la luna, cual sonríe radiante, envuelta de hermosura.
Era un día de invierno, el ambiente se tornaba húmedo, los misteriosos árboles parecían alcanzar el cielo. De la nada aparecieron unas luces, todas tan brillantes que competían con el mismo sol. Estaban opacadas por una neblina que cubría todo el bosque.
Si emprendes el vuelo elévate sin miedos, atraviesa todos los bloqueos que tormentas y vendavales te pondrán en el trayecto. Observa el horizonte, tan amplio y lejano, su misteriosa neblina, siempre a su lado.
A veces la naturaleza regala curiosos paisajes, aunque sea por breves instantes los colores se tornan especiales, la luz regala a la vista sensaciones que cambian el ambiente y que revelan la fantasía de este mundo cambiante.
Las nubes se convierten en mares, lagos o glaciares. Rayos de luz atraviesan el mar celeste descendiendo hasta donde su brillo alcance, iluminando todo a su paso, reflejan con gran precisión el maravilloso paisaje.
Mirando al cielo encontramos las ramas, ahí nos posamos, dormimos hasta mañana, cuando el sol ilumine nuestras alas.